Soy ese imperdible perdido en alguna chaqueta que ya no te pones.

Creo que no te lo he contado tantas veces como para que lo recordaras. Para que no lo olvidaras. Para que no lo perdieras entre tus cosas, entre tus recuerdos. Soy aquel imperdible perdido en esa chaqueta que has dejado de ponerte hace algún tiempo.

Sí. Eres de las que pierden imperdibles. Aunque esto sea algo que resulte del todo paradójico. Pierdes imperdibles. Algo que en su nombre indica la imposibilidad de que lo hagas. Pero lo consigues. Soy ese imperdible perdido en alguna chaqueta que ya no te pones.

Existe una campaña silenciosa (no podría ser de otra manera si hay imperdibles de por medio) que se ha levantado ante Trump, y contra políticas de odio y desprecio a ciertos colectivos o razas, que consiste en ponerse un imperdible en algún lugar visible para mostrar solidaridad y apoyo a esas razas o esos colectivos. “Estás a salvo conmigo. Estoy a tu lado” es el mensaje que la campaña quiere transmitir a inmigrantes, mujeres, personas homosexuales o con discapacidad a través del simple gesto de colocarse un imperdible. Del estruendo del imperdible como símbolo del punk a la solidaridad discreta y silenciosa.

No lo olvides. Estamos a salvo juntos. No lo pierdas. Creo que no te lo he contado tantas veces como para que lo recordaras. Para que no lo olvidaras. Para que no lo perdieras entre tus cosas, entre tus recuerdos. Soy ese imperdible perdido en alguna chaqueta que ya no te pones.

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