Salva la caja azul de galletas danesas de mantequilla y salvarás tu mundo…

Todo el mundo ha tenido en su vida una caja azul de galletas danesas de mantequilla. Seguro. Llena de botones, boninas de hilo, cintas, las tijeras, dedales… Bueno, eso variaba de una caja a otra. De una casa a otra. De una familia a otra. Todos hemos tenido una caja de esas. No todos hemos comido las deliciosas galletas de mantequilla que venían dentro, de cuatro en cuatro, en papeles blancos parecidos a los moldes de las magdalenas. Pero todos hemos tenido la caja.
Ese costurero que estaba guardado en el armario de la sala era la caja azul.

Esa caja encerraba universos que nunca llegamos a comprender. Ya de mayores, sigue albergando los mismos universos pero, como con todo, los hemos ido cambiando a nuestro antojo. O como hemos podido.

Hace un tiempo, en una convención de mercerías del mundo, conocí a alguien que estaba allí sin ser mercero. Era un antropólogo. Estaba realizando un estudio y pidió permiso para departir con los que allí estábamos. Tenía entre manos una investigación que nadie, hasta ese momento según decía, había llevado a cabo y era algo que el mundo pedía a gritos.

¿Qué había en las cajas azules de galletas de mantequilla danesas que teníamos en casa?

Ese estudio nunca se llegó a publicar. Parece que retiraron la financiación cuando más necesaria era. Como casi todo en esta vida. En algún lugar del mundo, en algún armario, habrá una caja azul de galletas de mantequilla danesa llena con las conclusiones de la investigación. Aquel antropólogo, del que no he vuelto a saber nada, sostenía que sabiendo las cosas que hay en la caja azul de galletas danesas de mantequilla que todos tenemos se puede hacer un diagnóstico de cada persona y, con ello, mejorar la vida de la gente. Iba más allá de lo que todos imaginamos. Así, si a la mente de cada uno nos viene recordar que hay hilos, botones, tijeras, alguna cremallera, alfileres y agujas, dedales, trozos de tela, algún lapiz o marcador… Debemos ver más allá. Ser conscientes de que esa caja azul de galletas danesas de mantequilla no es sólo el costurero o el neceser de la casa. Es mucho más. Es lo que indica qué vida o qué casa es la que hemos decidido tener o llevar, o la que nos ha tocado. Aparte de lo que todos tenemos en mente, hay fotos antiguas guardadas, alguna cadena de cuando alguien era niña, un recorte de periódico, monedas antiguas, un resguardo de algo, algún ticket o alguna entrada, una estampa… Y muchísimas más cosas que ahora no recuerdo.
Cuando me he acordado todo esto (vale, no creo que deba entrar en detalles de que lo he recordado porque no tenía nada que merendar y se me ha venido a la mente lo mucho que me apetecerían unas galletas de mantequilla danesas y he pensado en la caja azul que tenía en casa) me he puesto como un loco a buscar por todos lados. He encontrado muchísimas de las cosas que, según el estudio, debería tener en mi neceser o costurero, en mi caja azul de galletas danesas de mantequilla, pero no he encontrado la caja. Tanto he encontrado que he visto claro que todo eso no cabría en ninguna caja azul de galletas danesas de mantequilla de tamaño normal. Y que, quizás, no encuentro mi caja azul de galletas danesas de mantequilla porque tengo muchísimas cosas por la casa que deberían estar dentro de ella. Aquello de que los árboles no te dejan ver el bosque. O que soy un desordenado de manual.
Desgraciadamente me he sentido mal. Se me ha venido el mundo encima por no encontrar mi caja azul de galletas danesas de mantequilla. Y porque no he merendado, todo hay que decirlo. Pero, sobre todo, por no encontrar mi caja azul de galletas danesas de mantequilla. Pero he seguido rebuscando y he encontrado algo que me quedó claro de aquel estudio. Aquella investigación que indicaba que tenías que mirar más allá de las cosas típicas y tópicas del costurero o el neceser. Por debajo de los alfileteros o las bobinas de hilo. Hay que saber mirar más allá.

Y saqué la cabeza entre el desorden que había montado y lo vi:
Si no tienes la caja azul de galletas danesas de mantequilla llena de todas esas cosas que hacen más fácil la vida cerca de ti, es posible que tú seas la caja azul de alguien.
Plantéatelo así…

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.